martes, 17 de noviembre de 2009

UN COMPROMISO RENOVADO CONTRA EL HAMBRE


noviembre de 2009, Roma - Los líderes mundiales convocados en la sede de la FAO para la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, adoptaron hoy por unanimidad una declaración prometiendo un renovado compromiso para erradicar el hambre de la faz de la tierra, de forma sostenible y a la mayor brevedad posible.

Los países acordaron también trabajar para invertir la tendencia a la baja de los fondos nacionales e internacionales para la agricultura y promover nuevas inversiones en el sector, mejorar la gobernanza de las cuestiones alimentarias a nivel mundial en asociación con las partes interesadas relevantes del sector público y privado, y a enfrentarse de forma proactiva a los desafíos del cambio climático y a la seguridad alimentaria.

Voz de alarma

En su intervención ante la Cumbre, el Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon denominó a la actual crisis alimentaria "una voz de alarma para el mañana".

"No puede haber seguridad alimentaria sin seguridad del clima", aseguró Ban.

"Si los glaciares del Himalaya se derriten -advirtió-, se verán afectados los medios de vida y la supervivencia de trescientos millones de personas en China, y cerca de mil millones en toda Asia"

"Los pequeños campesinos de África, que producen la mayor parte de los alimentos del continente y dependen sobre todo de la lluvia, podrían ver sus cosechas mermarse un 50 por ciento en 2020. Tenemos que realizar cambios de envergadura para alimentarnos, y muy especialmente, para proteger a los más pobres y vulnerables", subrayó Ban.

"Conquista trágica"

Tras denominar a los más de mil millones de personas que sufren hambre en el mundo "nuestra trágica conquista de la era moderna", el Director General de la FAO, Jacques Diouf, subrayo la necesidad de producir alimentos en el lugar donde residen los pobres y hambrientos e impulsar las inversiones agrícolas en estas regiones.

"En algunos países desarrollados, entre el dos y el cuatro por ciento de la población pueden producir suficientes alimentos para toda una nación y además exportar, mientras que en la mayoría de los países en desarrollo, entre el 60 y el 80 por ciento de la población no logra cubrir las necesidades nacionales de alimentos", explicó Diouf.

"El planeta puede alimentarse a sí mismo, siempre que se cumplan las decisiones tomadas y se movilicen los recursos necesarios de forma efectiva", añadió Diouf al pedir un incremento de la ayuda oficial al desarrollo, un mayor porcentaje del presupuesto de los países en desarrollo dedicado a la agricultura e incentivos para fomentar las inversiones privadas.

"Eliminar el hambre de la faz de la Tierra requiere 44 000 millones de dólares EE.UU. anuales de ayuda oficial al desarrollo en inversiones en infraestructura, tecnología e insumos modernos. Se trata de una cantidad pequeña si se compara con los 365 000 millones en subvenciones a los productores agrícolas en los países de la OCDE en 2007, o los 1,3 billones de dólares que el mundo gastó en armamento ese mismo año", según Diouf.

El máximo responsable de la FAO recordó que "en los últimos cinco años, diversos países de África, Latinoamérica y Asia han logrado reducir de forma sustancial el número de víctimas del hambre en su territorio". "Ello significa -añadió- que sabemos qué hay que hacer y cómo se debe hacer para derrotar al hambre".

"En los países de bajos ingresos y déficit de alimentos, los programas y planes de seguridad alimentaria existen y están a la espera de fondos y voluntad política para hacerse operativos", explicó.

Diouf subrayó igualmente el hecho de que la seguridad alimentaria va más allá de la producción de alimentos. "Necesitamos protección contra las plagas y enfermedades de plantas y animales que a menudo afectan directamente a la salud humana. Tenemos asimismo que hacer frente a situaciones de emergencia a causa de desastres naturales y conservar la base de recursos nacionales de la producción alimentaria para garantizar su sostenibilidad", añadió.

Un signo cruel y tangible de la pobreza

"El hambre es el signo más cruel y tangible de la pobreza", aseguró Su Santidad el papa Benedicto XVI. "La opulencia y el despilfarro ya no son aceptables, cuando la tragedia del hambre adquiere una proporción cada vez mayor".

El Pontífice pidió una mayor comprensión de las necesidades del mundo rural. "Al mismo tiempo -dijo- se debe favorecer el acceso a los mercados internacionales para aquellos productos que proceden de las regiones más pobres, que hoy en día son a menudo marginadas. Para poder alcanzar estos objetivos, es necesario separar las reglas del comercio internacional de la lógica del lucro visto como un fin en sí mismo".

Al dirigirse a los Estados Miembros de la FAO en todas las lenguas oficiales, el Santo Padre concluyó pidiendo que "Dios bendiga vuestros esfuerzos para garantizar que toda la gente recibe su ración diaria de pan".




© FAO, 2009

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